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"Cuando
Gregor Samsa se despertó una mañana después de un
sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido
en un monstruoso insecto." (Franz Kafka. La
metamorfosis)
A través de este proyecto fotográfico evocaré el
eterno devenir de la existencia, el famoso "fluir" de Heráclito,
el cambio en las distintas fases del desarrollo de la vida. A través
del vocablo metamorfosis recogemos la capacidad de transformarnos físicamente
a lo largo de un periodo de vida. Los cambios siempre han generado inquietud
y desasosiego en el espectador puesto que no sabemos nunca cual va a ser
el resultado del mismo: monstruo o belleza. Pero su significado de transformación
va siempre más allá de la mera forma, es el paso a otra
vida. Sobre lo que nunca nos paramos a reflexionar es en aquello que dejamos
por el camino: la piel, la cascara, el envoltorio protector que abandonamos
y que nos sirvió de elemento temporal e intermediador de transformación.
Es sobre este aspecto sobre el que voy a centrar este proyecto fotográfico.
El interés por la metamorfosis en plantas y animales fascinó
por igual a estudiosos del mundo natural, escritores y artistas. Desde
la cultura clásica, Ovidio con su Metamorfosis a Virgilio en su
Metamorfosis, Júpiter y Calisto, en donde nos narra la transformación
de Licaón en lobo por parte de Zeus o la de Calisto en osa; pasando
por los estudios botánicos de Goethe, después de su viaje
a Italia y Sicilia durante 1786 y 1787, que le sirvió para cristalizar
una serie de pensamientos sobre el origen y la forma de las plantas que
quedaron plasmados en su libro "La metamorfosis de las plantas"
de 1790. Y quizás, el texto más conocido, La metamorfosis
de Frank Kafka, en donde nos relata la transformación de la noche
a la mañana del personaje Gregor Samsa en un repugnante insecto.
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